Peregrinos por la Legalización migratoria

2003-10-29 La Jornada de Oriente

Peregrinos por la legalización migratoria

Sergio Cortés Sánchez

En Estados Unidos radican 24 millones de personas de origen mexicano; 10 millones de ellas nacieron en la República Mexicana. Respecto a la población de allá, los oriundos de México representan el 3 por ciento; con relación a la población de México, el 10 por ciento. Cada año llega a EEUU un millón y medio de inmigrantes de todas partes del mundo; casi un tercio de ellos procede de México. Se estima en 11 millones a los inmigrantes que no tienen una estancia documentada en ese país; la mitad de ellos es de origen mexicano. Carecer de estatus legal migratorio les impide el pleno disfrute de su ciudadanía y de derechos laborales, entre otros, el de sindicalización.

La mayoría de los inmigrantes de origen mexicano es católica, y se organiza en comités parroquiales para conmemorar su santoral, entre otros, el concerniente a la virgen de Guadalupe, su patrona. Cada 12 de diciembre acuden a sus respectivas parroquias para cantarle Las mañanitas a la virgen, pedir por lo suyos y rezar. Ahora, gracias al trabajo pastoral que durante seis años ha realizado la Asociación Tepeyac agrupación católica abocada a la defensa de los inmigrantes indocumentados radicados en Estados Unidos, los feligreses agregan demandas terrenales a sus plegarias, y para ello recorren cualquier camino y tocan todo tipo de puertas. Entre rezos y cánticos refrendan las exigencias materiales del aquí y del ahora: pedir los buenos oficios de su dios para mejorar la salud de Juan Pablo II tiene el mismo peso que exigir la legalización de los indocumentados y el respeto a la dignidad de los inmigrantes.

Con el Ave María en la boca y venerando a la virgen de Guadalupe y a Juan Diego, los peregrinos demandan, a su paso por las comunidades de expulsión de migrantes internacionales, la regularización migratoria de los connacionales radicados en Estados Unidos; el respeto a su dignidad; el otorgamiento de permisos temporales de trabajo con opción de cambio de patrón y de empleo; el establecimiento de residencia permanente en EEUU, y la necesidad de reunificar a la familia, separada por el éxodo laboral. Ésta es la segunda ocasión en que la Asociación Tepeyac realiza una magna marcha binacional para exigir los conculcados derechos ciudadanos y laborales de los inmigrantes indocumentados.

Impulsados por la Asociación Tepeyac, hace un año lo migrantes mexicanos hicieron la primera carrera internacional de la Antorcha Guadalupana; partieron de la ciudad de México el 29 de octubre y llegaron a Nueva York el 12 de diciembre; recorrieron 41 ciudades de ambos países y caminaron 5 mil 33 kilómetros refrendando su dignidad y el respeto a sus derechos. Hoy repiten la carrera; salieron de la Basílica de la Virgen de Guadalupe el 12 de octubre y, a petición de los inmigrantes, la antorcha de la fe y de los derechos migratorios y laborales pasará por las entidades mexicanas que tienen emigrados en Nueva York: estado de México, Morelos, Guerrero, Tlaxcala, Hidalgo, Puebla y Veracruz. Hoy saldrá de la ciudad de Zacatlán rumbo a Tulcingo, y el próximo jueves saldrá de Xicotepec de Juárez con destino a Poza Rica; el 5 de noviembre cruzará la frontera, y el 12 de diciembre llegará a Nueva York.

La carrera de la Antorcha es autofinanciable: las diócesis organizan a los marchistas, ofrecen un refrigerio después de la misa nocturna y dan alojamiento a los organizadores. En las misas, los párrocos recuerdan a tantos mexicanos muertos en su intento por cruzar la frontera (mil 897 muertos entre el 1 de enero de 1995 y el 16 de mayo de 2003, uno cada 29 horas); las largas, extenuantes y mal pagadas jornadas de trabajo a que están sometidos la mayoría de los connacionales (72 horas semanales; 50 dólares diarios de salario promedio); las paupérrimas condiciones de vida (el 24 por ciento de los inmigrantes mexicanos vive en condiciones de pobreza); la separación de familias (el 47 por ciento de los inmigrantes de 15 años o más viven sin pareja); las largas estancias en aquel país por las políticas antimigratorias de EE UU, que han multiplicado los riesgos físicos y emocionales del cruce, así como el costo de la asistencia guiada (estancias promedio de 60 meses) y los efectos multiplicadores de las remesas enviadas (12 mil millones de dólares para este año). Dios, dicen los sacerdotes, ha sido misericordioso con los foráneos, y EE UU es un país de emigrados, por lo que esperan de esa sociedad un trato justo para los connacionales. Que así sea, que la gracia divina se apiade de las plegarias de los peregrinos, ya que el gobierno de Fox anda ocupado en privatizar la generación de energía eléctrica y en tasar el consumo de alimentos y medicinas.

Para los ciudadanos del municipio de Puebla no hay duda de que los connacionales radicados en EEUU son discriminados en aquel país y maltratados por la migra al cruzar el río Bravo. La ciudadanía se siente desencantada por el desempeño de Vicente Fox al respecto, y espera que el presidente apoye a los connacionales con más energía y decisión. Siete de cada 10 ciudadanos considera que los beneficios del flujo migratorio son asimétricos: EE UU es el más agraciado. Es obvia la justeza y avidez para regularizar a los inmigrantes indocumentados; deseamos que la propuesta de los republicanos al respecto (la HR 2899 les daría residencia permanente a los radicados y visa trianual de trabajo a los que se incorporen) no sea una estrategia electoral de coptación. Nuestra solidaridad con los peregrinos y las nobles causas reivindicadas.

Fuente:
La Jornada de Oriente