Como una Madre

Inmigrantes Mexicanos oyen promesa de que la Iglesia está con ellos

Por CLAUDIA McDONELL

Los mejicanos en Nueva York, que luchan contra la pobreza, discrimnación y explotación, oyeron un mensaje de esperanza en el Seminario San José el sábado pasado.

El Cardenal O'Connor se presentó inesperadamente en una reunión de mejicanos y sus párrocos del Bronx, Manhattan y Westchster para decir que la Iglesia les ama, les necesita y quiere ayudarles. En una entrevista, el cardenal dijo que la arquidiócesis está trabajando con representantes de la Ciudad de Méjico sobre como ayudar aquí a los inmigrantes.

Leyendo de una carta que él les había escrito, el cardenal dijo a una congregación de más de 200 adultos y niños que los obispos de los E.U. se han reunido con los obispos mejicanos para discutir la situación.

"Continuaremos planeando, para que ustedes nunca se sientan solos o abandonados aquí," dijo mientras los participantes aplaudían.

Habló desde un altar improvisado en un campo sombreado por árboles detrás del seminario. A cado lado del altar había un estandarte de la Virgen de Guadalupe, patrona de Méjico. La muchedumbre aplaudió nuevamente cuando citó las palabras de la Virgen al campesino Juan Diego: "¿No estoy aquí contigo, Yo, tu madre?" El cardenal continuó, "Su iglesia, siguiendo el ejemplo de Nuestra Señora de Guadalupe, quiere estar con ustedes para acompañarles con fortaleza, aliento y esperanza de Dios."

La reunión que duró todo el día el 2 de agosto, "Convivencia Mejicana," fue patrocinada por el Comité Mejicano de la Arquidiócesis, compuesto de sacerdotes y hombres y mujeres seglares. Incluyó una misa, un pícnic y exámenes de salud por el Centro Médico Nuestra Señora de la Merced en el Bronx. Representantes de Caridades Católicas y del Centro de Trabajadores Latinos, una organización para defensa de los trabajadores, repartieron información.

El centro médico envió un equipo móvil de salud con enfermeras y otros trabajadores para examinar la presión sanguínea, colesterol y glucosa, y diabetes. Se tomó también el peso y estatura de los niños y de dio a los padres información sobre la salud.

"Están muy emocionados," dijo Roxsan Rodríguez, asistenta médica. "Me hicieron una cantidad de preguntas interesantes."

El Padre Josu Iriondo, vicario para asuntos hispanos y administrador de la parroquia de San Antonio de Pascua en el Bronx, celebró misa y -antes que el cardenal llegará- leyó la carta que el cardenal había escrito a la asamblea. El cardenal escribió, "La Iglesia de Nueva York siempre ha sido una Iglesia de Inmigrantes. Ustedes nuestros hermanos y hermanas mejicanas, enriquecen a nuestra ciudad y a nuestra Iglesia Católica con sus valores, sus tradiciones y su cultura."

La carta se refiere a la explotación recientemente expuesta de inmigrantes mejicanos sordos en Queens, a quienes se mantuvo bajo virtual esclavitud y se abusaba de ellos si fracasaban en vender $100 de dijes diariamente en el metro.

"A todos nos han conmovido las noticias recientes de los sufrimientos de inmigrantes sordos de su país," escribió el cardenal. "Juntos con todos ustedes, siento su dolor en mi corazón." Su sufrimientos "son también un símbolo de las injusticias y dificultades que ustedes y muchos otros están experimentando," añadió.

"los mejicanos están llegando ahora a la arquidiócesis en gran cantidad," continuó. "Nos sentimos complacidos de tenerles , y pienso: esta Misa nos llevara a intensificar nuestros esfuerzos."

Dijo que se ha reunido dos veces con el Arzobispo de la ciudad de México. Representantes de Caridades Católicas de Nueva York se han reunido con funcionarios de la Arquidiócesis de la Ciudad de Méjico para discutir como ayudar a los inmigrantes, y el arzobispo espera enviar representantes a Nueva York para aprender como se trabaja aquí, dijo.

"Anticipo el desarrollo de una relación firme entre el pueblo de Méjico y la arquidiócesis de Nueva York," dijo.

Los mejicanos que hablaron con Catholic New York por medio de intérprete parecían profundamente dedicados a la Iglesia y agradecidos por los esfuerzos en favor de ellos. Pero dijeron que en la sociedad americana con frecuencia encuentran rechazo, discriminación y racismo, especialmente de otros grupos étnicos hispanos.

Sus principales necesidades, dijeron, son documentación y mejores empleos y vivienda. Muchos trabajan 12 o más horas al día en fábricas y restaurantes; dos o más familia con frecuencia viven en un solo apartamento.

Carlos, 30, trabaja en una fábrica textil. Su esposa, Margarita, cuida de su hija de 15 meses. Carlos dijo que quiere vivir aquí legalmente, adaptarse a la comunidad y sus leyes y costmbres, y "ser un buen ciudadano." La Iglesia puede ayudar fomentando mayor comunicación entre mejicanos y otros grupos en la sociedad, dijo.

Querría que el pueblo de la Arquidiócesis rece por él y otros recien llegados de Méjico, y que los americanos "sean menos severos con los inmigrantes." Quiere que el pueblo de los Estados Unidos sepan que los inmigrantes "no vienen aquí a quitar el trabajo de otros, sino a conseguir una vida mejor." Esta agradecido de que en Nueva York puede hacer lo que no pudo en Méjico: satisfacer "las necesidades básicas" de su familia.

Dijo que la reunión en el seminario le hizo sentir que "hay personas que se preocupan" por los inmigrantes y sus necesidades. Su esposa vigilaba a la niña que dormía placidamente sobre una manta desplejada sobre la grama. Ella dijo que tiene a "Dios en su corazón," y así tiene todo, no económicamente sino espiritualmente. "Con Dios todo sale bien," dijo.

El Padre Iriondo dijo a Catholic New York que el propósito del evento fue mostrar a los inmigrantes mejicanos que "la Iglesia les respalda." Ellos necesitan la seguridad que viene del tener ayuda legal, empleos, vivienda y educación, dijo.

En su homilía, dijo que ellos están en los Estados Unidos no sólo para progresar materialmente, sino también para compartir su fe. Les dijo que deben usar sus dones como líderes en la Iglesia y sociedad.

Concelebraron la Misa los siguientes párrocos del Bronx: Padre Patrick D. Hennessy de Cristo Rey, Padre Francis G. Skelly, C.Ss.R., de la Inmaculada Concepción en la calle 150, y el Padre John O. Grange de San Jerónimo. Asistió también el Padre John C. Flynn, párroco de San Martín de Tours en el Bronx.

El Padre Hennessy dijo a Catholic New York que la comunidad mejicana necesita trabajar conjuntamente y "hallar fuerza en la unidad." "La Iglesia es la única fuerza unificante en muchas comunidades," añadió. "La Iglesia tiene que cumplir con su responsabilidad."

Una mujer dijo que los mejicanos sufren racismo más que otros grupos latinos.

"Debemos tratar de eliminar el racismo entre los hispanos ," dijo por medio de un intérprete. Pero dijo también que los americanos deberían combatir toda clase de discriminación racial y étnica.

Juan Carlos Aguirre, 17, estudiante de último año en la Escuela Secundaria Cardenal Hayes, dijo también que el nacionalismo puede causar tensión entre los pueblos de Centro y Suramérica y el Caribe. Piensa que es importante no ostentar orgullo nacional y étnico. "Soy mejicano... Estoy muy orgulloso de mi país, pero el orgullo lo llevo dentro de mí," dijo.

El Hermano Joel Magallán Reyes, S.J. dijo que cada grupo étnico necesita llegar a conocer las culturas y costumbres de otros grupos. Dijo que la comunidad mejicana está muy feliz por el apoyo que está recibiendo de la Iglesia y sacerdotes en Nueva York.

El Padre Grange dijo que a pesar de la historia de anticlericalismo en Méjico, "los inmigrantes mejicanos aman la Iglesia."

"Lo mejor que la Iglesia puede hacer es ser una madre para ellos, como Nuestra Señora de Guadalupe," dijo. Indicó que después la parroquia puso la imagen de la Virgen guadalupana en la pared de la Iglesia de San Jerónimo, el pueblo puso flores delante de ella y se empezó a decir que la calle 138 es más pacífica ahora.

Miró a un grupo de mejicanos en el pícnic que estaban Rezando el rosario ante una estatua de María . "No hay crisis de fe," dijo. "Puede haber crisis de esperanza, pero no de fe. La tienen hasta la medula."

 

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