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Genera angustia colectiva falta de apoyo |
| Pero más que el temor que dejó los ataques terroristas, los mexicanos sienten más angustia por saber que sus familias en México han dejado de percibir los dólares que ellos enviaban y que ahora no tienen trabajo
Por WILBERT TORRE/ENVIADO / Grupo Reforma/ México
Nueva York, Estados Unidos (10 octubre 2001).- En un pequeño cuarto de la calle 14, a unos pasos de la Iglesia de San Bernardo, una decena de mexicanos participa en una sesión de terapia colectiva.
Una coincidencia salta a la vista: más que el fenómeno postraumático provocado por lo que algunos vivieron en carne propia el 11 de septiembre, lo que más les afecta es saber que sus familias localizadas en México han dejado de recibir los dólares que les enviaban y la frustración que les representa no poder encontrar un nuevo trabajo. La atención psicológica corre a cargo de Genoveva García y Mónica Raynaga, dos jóvenes de 24 años que llegaron de Guadalajara dos semanas antes de los atentados del World Trade Center para dar ayuda a los mexicanos indocumentados de Nueva York. Ellas, junto con Silvana Bonil, otra joven terapeuta, son voluntarias en la Asociación Tepeyac y dedican la mayor parte del día a organizar pequeñas reuniones a las que asisten entre 5 y 10 personas, la mayoría de origen mexicano, para contar sus historias, compartir sus preocupaciones y penas, y apoyarse unas a otras. "Lo que tratamos de hacer es reunir a pequeños grupos para conocer cuáles son sus principales preocupaciones. Algunas personas tienen el fenómeno postraumático, sufren pesadillas relacionadas con los atentados o no pueden dormir. Pero la mayoría necesita apoyo terapéutico porque les angustia de una manera acentuada haber perdido su trabajo, no tener dólares para enviar a sus familias en México y algunas están agobiadas porque deben la renta o tienen deudas que no pueden pagar porque están desempleadas", narra Genoveva, quien estudio en el ITESO de Guadalajara. Justo cuando ellas terminaban una de las sesiones de terapia colectiva, en el piso superior de la Asociación Tepeyac comenzaba una reunión de desempleados mexicanos, alrededor de 80, que llegaron para pedir asesoría y apoyo para encontrar trabajo. Al final la junta, que se prolongó más de dos horas, se convirtió en un muro de lamentos y en una catarsis colectiva. "¿Quiénes han recibido apoyo del Consulado para enviar dinero a sus familias en México?", preguntó Joel Magallán, director de la Asociación. Ninguna mano se levantó. "¿Cuántos han recibido ayuda del Consulado para pagar deudas mientras están desempleados?", inquirió. Solo tres personas levantaron la mano. A las puertas del salón, Ramón y Erick, trabajadores mexicanos indocumentados, preguntaban en qué consiste la ayuda que el Presidente Vicente Fox ofreció para quienes decidieron volver a México en busca de empleo. Nadie les supo responder. "Lo que necesitamos es que todos digan sus nombres verdaderos y digan en qué situación se encuentran ustedes y sus familias en México para que el Gobierno Federal vea la urgencia de destinar un fondo de emergencia para apoyarlos. El Presidente expresó su solidaridad con ustedes, pero no mencionó ningún apoyo concreto, y eso es lo que en verdad se necesita", dijo Joel a los trabajadores. Dijo que en vista de que el Gobierno mexicano no ha aprobado recursos para apoyar a las familias de los trabajadores desempleados, la Asociación Tepeyac empezó ya a autorizar cheques por distintas cantidades semanales. Los trabajadores que necesitan ese apoyo deben llevar una copia de los dos últimos envíos que hicieron a México. "La esperanza muere al último y no perdemos la esperanza de que el Gobierno los apoye con hechos", continuó Joel. "Mientras tanto, ustedes no dejen de enviarle pensamientos al Presidente Fox, a ver si en una de esas dice: Vamos a apoyar a nuestros paisanos con un fondo de emergencia". |