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Coalicion Nacional por la Dignidad y Amnistía para todos los Inmigrantes Indocumentados Diversos
Sistema de Esclavitud Globalizada Llama Ilegales a la Fuerza de Trabajo. Hno. Joel Magallán Reyes, SJ El neoliberalismo y la xenofobia en los Estados Unidos ha creado instrumentos legales como el Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México (NAFTA), para que las grandes corporaciones muevan sus factorías, sin problemas para cruzar las fronteras, aprovechando al máximo los recursos naturales y humanos de los países. Por desgracia, para sacar el máximo provecho de los recursos humanos, este sistema económico también controla legalmente en las fronteras, según sus necesidades, el flujo de trabajadores, llamando ilegales a aquellos migrantes que sólo serán instrumentos adecuados y víctimas de sus políticas económicas.
Actualmente, según un estudio1 conservador en las cifras, vivimos 25 millones de inmigrantes –legales, refugiados, e indocumentados- que igual que los ciudadanos nativos pagamos impuestos que ayudan a financiar los costos de escuelas, salud pública, carreteras, asistencia social, seguro social, defensa de la nación, etc. Según estimaciones conservadoras también, por ejemplo, en 1997 las familias de inmigrantes contribuímos aproximadamente con 133 mil millones de dólares en impuestos directos a los gobiernos federales, estatales y locales.
En los últimos 10 años la economía de la mayoría de la población del Tercer Mundo se ha empeorado por las políticas neoliberales. En los paises Latinoamericanos, en esos 10 años, miles de adolescentes y jóvenes entre los 12 y los 22 años de edad, han visualizado que no hay más futuro para ellos, ni en educación, ni en empleo, ni en servicios de salud en sus países. La que en algunos pocos años sería la población económicamente activa de los pueblos, ha tenido que abandonar su tierra. La situación de pobreza los ha expulsado de su tierra, y han tenido que dejar todo, con la esperanza de encontrar un futuro mejor en los Estados Unidos. Así han comenzado un peregrinaje de persecución y explotación. Todos se han integrado a la fuerza laboral de los empleos más duros y peor pagados. La mayoría han sido recibidos en el contrato de esclavitud globalizada, trabajando entre 70 y 80 horas a la semana, ganando salarios de 40 horas, con ningún tipo de beneficios médicos, ni horarios para seguirse educando, y casi nada de tiempo libre para recrearse.
Según el Consejo Nacional de las Ciencias (NRC) se estima que el inmigrante típico y sus hijos pagan alrededor de 80,000 dólares más en impuestos, de lo que recibirían en beneficios locales, estatales, y federales durante toda su vida. Como se menciona en un artículo2, "cuando un inmigrante llega a conseguir empleo en los Estados Unidos, el país se beneficia porque es un trabajador que ya ha sido criado y educado en otro país. Es decir, los costos de mantener a ese trabajador desde la infancia hasta la edad de trabajar, y los costos de educar a ese inmigrante en la escuela, han terminado, sin tener que incurrir en los costos de reproducción de ese trabajador o trabajadora. Esto representa un enorme subsidio a la economia de los Estados Unidos, cifras que nunca se difunden", además de que la mayoría de los inmigrantes llegan a los Estados Unidos en la plenitud de sus años de trabajo. Esto significa que, según el estudio del NRC hay 17.5 millones de inmigrantes en los Estados Unidos que fueron subvencionados por los ciudadanos de su país y no por los contribuyentes estadounidenses.
A pesar de este ahorro, los grupos anti-inmigrantes sí difunden la idea de que los inmigrantes representan sólo un gasto social para el estado, cuando la realidad es que la economía de los Estados Unidos está construída sobre la fuerza laboral de los inmigrantes de todas partes del mundo, tanto de los que viven en los Estados Unidos como de los que han dejado su trabajo del campo para ir al trabajo de las maquiladoras o factorías.
Para poder competir en una economía globalizada, las compañías de los Estados Unidos buscan constantemente la mano de obra barata a través del mundo. Situacióm que, por las condiciones laborales de explotación que se ofrecen a los trabajadores, se puede llamar esclavitud globalizada. Pues las compañías explotadoras de esta aldea global son las mismas que se mueven a discreción por el mundo, y los serviles gobiernos de los distintos países sólo son mecanismos que controlan la fuerza laboral, que permiten los contratos involuntarios de esclavitud a que se ven forzados todos aquellos migrantes que son expulsados del trabajo del campo al de las factorías, en el mismo país, o de un país a otro.
El problema de este sistema de esclavitud globalizada es que sus instrumentos de control no sólo se encuentran en la frontera. Se han creado también esos otros instrumentos federales, estatales, y locales que se ponen en práctica según las necesidades del sistema. Así, con esos instrumentos para controlar a los inmigrantes, el ambiente en los Estados Unidos es propicio para que las condiciones de sobre-explotación se generalicen. En 1996 se instauraron 3 leyes que afectan hasta hoy negativamente las condiciones de los inmigrantes, documentados e indocumentados.
Como dice Carlos Fuentes3 "no basta que las autoridades norteamericanas digan, como lo declaró en México el presidente Clinton, que Estados Unidos es un país de inmigrantes, pero también es un país de leyes. Si las leyes norteamericanas renuncian a los criterios de humanidad, civilización y simple sentido común de leyes como la francesa, esto quiere decir que Estados Unidos es un país de inmigrantes, pero también con leyes injustas para los inmigrantes.
3 Fuentes, Carlos, Leyes humanas pra inmigrantes humanos. La Jornada, Junio 21 de 1997 |